sábado, 28 de septiembre de 2013

Dulce temor al amargo olvido.

Somos miles de millones de almas en un océano infinito. Nacemos, crecemos y le tememos a la muerta con la incesante pregunta de que habrá más allá. No tenemos miedo a la muerte, no tenemos miedo a la oscuridad. La verdad es que nos atemoriza que nuestros cuerpos sean simples granos de arena. Insignificantes. Migajas que se desintegran y se pierden en la infinidad del tiempo. Tenemos miedo al olvido.